Un abrazo, Pello.

Pello Sarasola ha muerto esta mañana.  En el enlace que acompaña a su nombre encontrarán lo fundamental de su trayectoria profesional. No tengo mucho que añadir al respecto. Tampoco puedo contarles chascarrillos o anécdotas de su vida privada porque mi relación con Sarasola fue fundamentalmente profesional. Pero, bueno…algo más si puedo contarles.

De entrada debo estarle agradecido por la confianza que depositó en mí para sustituir a Iñaki López al frente del programa «60 minutos» cuando Iñaki dio el salto a la Sexta. Cuando en enero de 2013 recibí la llamada de Sarasola, yo llevaba 3 años y medio «fuera de pantalla» y  eso en TV es una eternidad.  Le dije que sí a la primera. Esa oportunidad me supuso volver a subirme a un tren que llegué a ver perdido para siempre.

Pello apostó por mi otras dos veces. Suyo fue  el empeño porque yo presentase «El Dilema» cuando arrancó en formato info-show en julio de 2013 ( interesante e intensa experiencia) y suya fue la apuesta de mantener eel programa ya en formato de «debate clásico» a partir de septiembre de 2013 y de nuevo conmigo al frente. A aquella tercera apuesta es a la que he dedicado estos dos últimos años y, me consta, Sarasola seguía nuestro devenir (como el del resto de la programación) en la medida que su convalecencia se lo permitía.

Más allá de lo personal, también creo que hay que agradecerle  lo que aportó a la modernización de contenidos en ETB a finales de los 90 y, más recientemente, cuando regresó en 2011. En esa su segunda etapa en la casa  tuvo -al menos así lo creo- un papel muy destacado en la re-orientación de la «llámala-linea-editorial-llámala-como-quieras» de la televisión pública vasca. A mediados de 2011 ETB parecía atrapada por una poderosa resaca que la alejaba cada vez más de algunas de sus rutas de referencia  y Sarasola contribuyo a enderezar el rumbo, haciendo virar el trasatlántico antes de que definitivamente impactase contra las rocas. No tengo claro qué papel jugó en el viraje, si fue el timonel, el proel,  el vigía o el grumete…pero estoy seguro de que se implicó a fondo para que Euskal Telebista volviese a ser reconocible para una amplia mayoría de la sociedad a la que se debe.

Tenía Sarasola eso que convierte a un sociólogo en directivo de televisión,  eso que nadie acierta a definir y que podríamos resumir en «olfato». Cuando detectaba ese intangible que  es «lo que interesa a la gente»,  sacaba a relucir el instinto de tiburón que  inevitablemente desarrollan los programadores de TV.  El jefe pedía, exigía, enfocaba, dirigía, apretaba y a veces acertaba…y a veces no…pero yo no he conocido a ningún otro ejecutivo de ese nivel con la capacidad de admitir errores que me demostró Pello Sarasola. Los detalles no vienen al caso pero guardo en mi mochila una conversación en la que me demostró que tan importante como acertar es saber estar equivocado y que los liderazgos y la confianza también se pueden construir desde la honestidad y la humildad. Tenía también algo de equilibrista entre el corto y el largo plazo, una capacidad enormemente valiosa para el puesto que ocupaba.

La última lección que me dio Sarasola no fue profesionales sino vital. En los meses posteriores a  su retirada por enfermedad (cáncer de pulmón) hablé un par de veces con él. Tras la obligada pregunta de «¿cómo lo llevas?» y con el miedo planeando  sobre nuestra conversación solo escuché de su boca palabras llenas de vitalidad. Ni una concesión al desánimo, la derrota o la melancolía.  Ya he dicho que mi relación con Pello no era ni mucho menos intima o cercana así que no procedía ningún tipo de confidencia pero su voz sonaba firme y sincera cuando me aseguraba que miraba  hacia adelante y que afrontaba con todo el ánimo del mundo el tratamiento que tenía pendiente.

Sarasola daba y pedía el 100%. Hasta el final. Este que escribe solo puede despedirle orgulloso y agradecido por haber trabajado con él. Un fuerte abrazo a su familia y amigos. Descanse en paz.