Hablan tres médicos

El pasado 18 de mayo la Asociación SOS Bebes robados de Euskadi remitió a la Fiscalía Superior del Pais Vasco las declaraciones del forense Paco Etxeberria y el ginecólogo José Gurrea realizadas para  el programa «60 minutos» de ETB, declaraciones en las que ambos hicieron referencia a posibles adopciones irregulares ocurridas en los hospitales vascos en los años 60 y 70. En su denuncia la asociación pedía que «la Justicia (sic.) actúe y los culpables no queden impunes»

De la nota informativa remitida a los medios con este asunto deduzco que la asociación se refiere a los culpables de haber cometido irregularidades en las adopciones que se produjeros esos años. Pues sí. Ciertamente se cometieron cientos de irregularidades en los procesos de adopción de los años 60 y 70.  Hoy día seguro que no son tantas.

Invito al lector a hacer un ejercicio de memoria sobre otros ámbitos -diferentes del sanitario- en los que en esos mismos años se producían «circunstancias y hechos de posible contenido delictivo», frase sacada de la nota de prensa de SOS Bebes Robados Euskadi. Por ejemplo: ¿hicieron ustedes la mili? Yo no pero he oído contar curiosas historias sobre robo y reventa de sacos de dormir militares o falsificaciones de pases de pernocta o suplantaciones de personalidad en los turnos de guardia o comportamientos homófobos y racistas o discriminaciones sangrantes por ser alto, o bajo, o gordo, o flaco, o vasco, o isleño, o muy listo o muy tonto. Parafraseando al comic, historias de la puta mili que coinciden en el tiempo con esas irregulares adopciones a las que hacía referencia. ¿Y a ustedes les ha pegado alguna vez un profesor en el colegio? Con 9 y 10 años, a mediados de los 70, nuestro tutor nos pegaba auténticos soplamocos, nos levantaba de las patillas y sin que acabásemos de tocar el suelo nos propinaba unos sonoros -y violentos- tortazos No era lo habitual. Tampoco era extraordinario. ¿Y han pasado ustedes por un Colegio Mayor Universitario? En el que yo viví dos años vi  como durante toda una semana los veteranos se dedicaban a putear a los novatos, diviertiendose todos en ocasiones pero ensañándose en otras con los más pusilánimes o los más tímidos, o los más raros, o los más chulos, o los más guapos o los más feos. Algo que hoy sería catalogado como bullyng en masa y delante de las narices de los responsables de una institución educativo-religiosa.

¿Rechazable? Sí. Por eso ya no se hace o se hace menos. ¿Hechos de posible contenido delictivo? Dudoso,  ya que lo que convierte un hecho en  delito es la vulneración de la ley/norma vigente en el momento de la comisión del delito y, afortunadamente en muchos casos,  las leyes/normas han cambiado.  ¿Enjuiciable moralmente 40 años después? Es muy tentador hacerlo pero echo mano de los viejos conocimientos de latín para recordar que moral (  reglas o normas por las que se rige la conducta de un ser humano en concordancia con la sociedad y consigo mismo) viene de «mores», esto es, costumbre, hábito.

Y aquí quería llegar con esta larga  introducción.  La costumbre, el uso, lo «normal», lo «aceptado» a veces cambia muy lentamente (  que les pregunten a las mujeres) y a veces cambia muy rápido. En el caso que nos ocupa, el de la praxis médica en los servicios de neonatología y en los modos en los que se gestionan los procesos de adopción de recién nacidos, la transformación ha sido tan brutal en los últimos 40 años que el relato de lo que en su momento fue normal hoy se percibe como increíble y, añado, execrable.

Y ahí está el error,  en la traslación, en el viaje espacio-temporal de la conciencia. Es humanamente comprensible porque lo que subyace en esa erronea extrapolación de moral (en el sentido de «costumbre») es la necesidad de aliviar  el dolor y el sufrimiento no superados por la muerte de un ser querido. Pero, lo siento, esto ultimo no anula lo que tan clarificadoramente dijo Adolfo Valls, jefe clínico de la unidad neonatal del Hospital de Cruces, el pasado viernes ante la Comisión Parlamentaria de estudio sobre los casos de bebes robados y adopciones irregulares.  Allí,  mientras la razón y el criterio periodístico se ahogaban en un mar de camisetas de futbol batido por grandes olas de shares y ratings,  Valls  afirmó que «no podemos aplicar los estándares legales y éticos de los años 2.000 a lo que sucedía en los años 70» .

Elegí esa frase para comenzar la información que elaboré ese día  porque me pareció que resumía perfectamente el auténtico escollo que impide avanzar en el esclarecimiento de este tema.

Es lo que intento. Avanzar. Y para ello la pregunta que inmediatamente surge al escuchar la sentencia de Valls es: «muy bien, oiga, ¿y qué sucedía en los años 70?». Hasta el pasado viernes ningún médico había querido explicar en público cual era su realidad profesional hace 40 años. Fuera de micrófono sí, pero nadie había accedido a hacerlo ante la opinión pública. El unico precedente, en su calidad de médico forense, eran las declaraciones de Francisco Etxeberria en esa misma comisión. Se puede decir que Paco Etxeberria abrió la caja de los truenos con su comparecencia de hace 15 días ( su contenido está en el post Bebés Robados)  posteriormente recogida por «60 minutos» y aderezada con las declaraciones del doctor Gurrea denunciadas ante la fiscalía. Pero, insisto,  no fue hasta el viernes cuando por fin  pudimos escuchar a quienes hace muchos meses tenían que haber salido a la palestra y no se habían atrevido a hacerlo. Lógicamente no lo digo por los tres médicos que dan título a este post, sino por los profesionales medicos en genérico.

Hablo ya de los tres médicos que comparecieron el viernes en el parlamento. Los tres  estaban en activo en los años 70. Enrique González, jefe clínico de la unidad neonatal del hospital universitario de Álava,  empezó en 1978. Adolfo Valls, jefe clínico de la unidad neonatal de Cruces, empezó en el 73 y Junkal Etxeberria, su homóloga en el Hospital Universitario Donostia, lo hizo en el 74. No pude escuchar sus comparecencias íntegras, pero si lo suficiente como para sacar algunas conclusiones más allá de la previsible afirmación de que no tenían constancia ni creían posible que se hubiesen robado niños de sus hospitales. Lo que trato de decir es que no creo que el interés de la comparecencia (aunque se llevase el titular  al día siguiente) estuviese en el desmentido de los tres médicos.  Lo realmente noticioso fueron detalles y asuntos como los que paso a relatar y que apenas aparecen recogidos en las crónicas. Esta vez la más completa ha sido la de El Pais pero aun así deja fuera muchos puntos relevantes.

Enrique González empezó explicando a sus señorías ( que esta vez sí estuvieron, en general, acertadas con las preguntas) que los niños que nacían muertos y los fallecidos en las primeras 24 horas recibían el mismo trato.  «Los recién nacidos de menos de 24 horas no se consideraban vivos»  dijo textualmente el doctor González. Si lo piensan la frase tiene terribles implicaciones.  Visto desde hoy resulta repugnante pensar que un feto de 4 meses y un bebé de 9 muerto en su primer día de vida recibiesen igual consideración, pero era así. Y había una ley que lo avalaba. De hecho el doctor relató que en los años 90 los médicos empezaron a saltarse esa ley y a firmar los certificados de defunción de los recién nacidos muertos con menos de 24 horas pese a que legalmente les correspondía hacerlo a los obstetras. Era su manera de presionar a los legisladores para que diesen forma legal a una realidad médica, la de que no podía dase el mismo trato a un bebe a término que a un feto en fase de gestación. Me voy a permitir la maldad de comentar que esa irregularidad «pro-bebés» de los médicos no parece resultarle a casi nadie tan escandalosa como otras.

Prosigo. Esa consideración de que al recién nacido muerto antes de su primer día de vida se le  trataba como si no hubiera vivido resulta fundamental para responder a una de las preguntas que más frecuentemente hacen las Asociaciones de Bebés Robados. Ellos preguntan «¿qué hicieron con el cuerpo?, porque hemos buscado en el cementerio y no aparece registrado? Esa ausencia de cadaver o de pistas sobre su paradero tal vez sea una evidencia de que, en realidad,  no murió» Fue el doctor Valls quien respondió el viernes: » no se enterraban» Y explicó que a menudo recibían el mismo trato que una pierna amputada o un despojo quirúrgico. La doctora Junkal Etxeberria concretó aun más y dijo que se incineraban dentro del propio hospital. Terrible, sí, pero, recuerden, normal en aquellos momentos. Y otro elemento a tener en cuenta: los médicos sabían que los entierros suponían un importante desembolso para las familias que vivían alejadas del hospital porque los municipios cobraban un canon por el paso de los féretros. El doctor Valls también mencionó esta circunstancia para explicar por qué era muy habitual decirle a la familia » no se preocupe de nada, nosotros nos hacemos cargo».

¿Por qué se hacía algo así? Los tres médicos también trataron de explicarlo. Para empezar  coincidieron en que, erróneamente, en la medicina de entonces se pensaba que era contraproducente para la familia ver el cadáver de sus hijos. Eso cambió a mediados de los 80 cuando revistas científicas estadounidenses empezaron a publicar estudios y artículos de psicólogos y psiquiatras recomendando todo lo contrario. «Hoy día – explico Junkal Etxeberria- incluso tratamos que mueran en brazos de sus padres» En los 70, en cambio, los médicos trataban de evitar que los padres contactasen con los hijos recién nacidos. “No les dejábamos entrar a verlos, los veían de fuera”, afirmó el doctor González. Esa realidad es la que,  40 años después,  muchas familias convierten en sospecha cuando dicen » no nos dejaron verlo porque lo iban a robar o lo habían robado ya». Olvidan que a los padres de niños sanos o que sanaron tampoco les dejaron verlos. Estos tambien sufrieron por ello pero su dolor quedó atrás cuando pudieron abrazar a su hijos. En los otros casos fue una vida lo que quedó atras; ellos solo abrazaron sufrimiento. Hasta 1981 no se empezó a permitir a los padres entrar en la unidad de neonatologia. El dato lo aportó el doctor González que tambien explicó que era tal la carga de trabajo en aquellos años, con dos medicos para atender todas las urgencias del Hospital más los partos, que cuando fallecia un niño en los informes medicos ni siquiera escribian la palabra «fallecido», sino que ponían una cruz o una «X» para ganar tiempo. 40 años despues ha habido familias que han interpretado esa cruz en el expediente como la señal inequivoca de que su hijo o hija fue «marcado» para ser posteriormente raptado y vendido. ¿Puede se? Sí, puede ser. Pero yo no lo creo. Esa falta de tiempo y personal es lo que también hacia , contaron los médicos, que los informes de los fallecidos se aparcasen y se diese prioridad a las urgencias en vez de al papeleo, con lo que los desfases de horas y fechas estaban a la orden del dia en los libros de registro.

Otro dato muy relevante que los médicos destacaron en la comparecencia fue el de las necropsias y las tasas de mortalidad. La tasa de mortalidad en 1979 rondaba el 19 por mil cuando ahora es 4 veces menor, el 4 por mil. «Es que no había ni ecografías», enfatizaba el doctor González. Me parece extraordinariamente importante ese desfase tecnológico porque contribuye a entender otra de las quejas de los afectados: » durante el embarazo iba todo bien, nos lo dijo nuestro ginecólogo y, de repente, no cuentan que el niño está muy grave y poco después que ha muerto. No nos lo creemos”.

¿Cómo se controla un embarazo sin ecografías? ¿Cómo se aprecia una malformación cardiaca o una inmadurez pulmonar? Las primeras ecografías de la sanidad pública vasca son del año 76, los primeros respiradores capaces de mantener vivo a un sietemesino cuyos pulmones aun no funcionan bien (el pulmón es el último órgano en madurar) son incluso posteriores, de 1978. Un bebe que nace aparentemente sano, especialmente si es prematuro, puede sufrir graves problemas de salud por un simple contagio bacteriano en el tránsito vaginal.  Hoy existen medios para mantenerlos con vida. Hace 40 años no.

Aun hay mas. Esos medios tecnológicos que hoy tenemos y antes no son también los que permiten saber de qué ha muerto el niño. Y esto nos lleva a otra de las quejas de los afectados: «en los informes médicos hay graves contradicciones y además a mi me dijeron que el niño había muerto de una cosa y en los papeles que ahora por fin hemos recuperado,  apuntaron que murió de otra. Ahí se les ha visto el plumero, ahí se ve que en realidad no murió y  pusieron cuatro cosas diferentes».

Podría ser.  Pero repasemos algunos datos que el viernes dieron los médicos  y que -siento ser pesado-  deberían haber dado mucho antes para tratar de evitar que todo esto se fuese de las manos. Dato: en los años 70 se solicitaba la necropsia para el 90% de los fallecidos al nacer. ¿Por qué? Pues porque era la mejor manera de saber realmente de qué había muerto el niño o la niña. La medicina perinatal estaba muy poco avanzada y, por decirlo burdamente, muchas veces los médicos no sabían qué había pasado realmente hasta recibir (!varios MESES después ¡) el resultado de la necropsia. ¿Les decían los médicos a los padres «no estamos seguros de qué ha muerto su hijo»? Probablemente no. Volvamos a ponernos en situación. El médico hacía y deshacía y daba pocas explicaciones en aquella época. Incluso hoy día, ante escasas certezas,  los profesionales médicos suelen recurrir a términos complejos o ambiguos a la hora de dar explicaciones. Hace 40 años imagino que esa tendencia sería aun más acusada. Por eso no me extraña que en un informe médico ponga una cosa y su contraria o tampoco que tras ver como ha quedado un cuerpo de un sietemesino tras un necropsia un medico prefiera que los padres nunca lleguen a ver nada. «No se preocupen. Nos hacemos cargo» es una frase que tiene mucho detrás. Desagradable, sí, pero necesario de explicar.

Voy terminando. Otra queja muy repetida por parte de las asociaciones es la relacionada con la imposibilidad de acceder a los informes médicos. Evidentemente parece -y es- escandaloso que una persona no pueda acceder a sus propios datos. SOS bebés robados Euskadi denunció hace unas semanas que un tercio de sus asociados, unas 200 personas, tenían dificultades para conseguir esa información. Vamos por partes porque si en algún ámbito han cambiado las cosas en 40 años ese es el de la protección de datos. De entrada hasta 1985 no hay obligación legal de guardar los informes médicos y según comentó el doctor Valls a sus señorías esa obligación legal tiene tan solo una vigencia de 10 años. Por eso me parece relevante el dato (no publicado hasta ahora pero facilitado por la propia asociacion, asi que aquí tienen un scoop) de que de los 200 asociados de SOS Bebes robados que no han podido acceder a sus historiales solo 4 son casos son  posteriores a 1985.

-Y que pasa con los 196 restantes. ¿Es que no tienen derecho a tener sus historiales?

Efectivamente, no tienen derecho, lo que no quiere decir que no tengan razón. A lo que me refiero es a que  no tienen ninguna norma legal que les ampare en su legítima reclamación de esos expedientes así que veo muy difícil que puedan exigir responsabilidades a nadie por la sencilla razón de que  no había nadie responsable de guardar esos documentos. En el caso de Alava el doctor González explicó que afortunadamente (por pura suerte) en Neonatología guardaban muchos documentos pero el doctor Valls fue muy claro al decir que, en el caso de su hospital, Cruces,  se había perdido mucha información entre traslados inundaciones y otras vicisitudes. La doctora Etxeberria dio una pista muy interesante para aquellos que quieran rastrear algún nacimiento ya que señaló que a veces había mucha más información en los libros de enfermería o en los libros de registro la unidad de partos ( que a veces se han conservado y a veces no) que en los archivos digamos «oficiales» del centro. A veces la mejor manera de encontrar,  es saber dónde hay que buscar.

Cierro el capítulo de documentación extraviada o perdida ( y el post) con una ultima consideración. En los años 70 el informe médico no se consideraba propiedad del paciente, sino que se trataba como información propiedad del hospital. Ahora no es asi, claro. Antes, sí. Aun quedan reminiscencias de aquello. Por ejemplo, los tres médicos pidieron que de una vez se dote a cada recién nacido de su propio historial y que no se le incluya como un anexo del de la madre como se ha venido haciendo hasta ahora. Y esa circunstancia explica en gran medida las dificultades a la hora de encontrar expedientes médicos  de personas adoptadas. Me explico.  En el  proceso parto-entrega a los recién nacidos se les cambiaban los apellidos dos veces:  una sustituyendo el de la madre biológica por uno «provisional»( la doctora Etxeberria relató que todos los niños en adopción se inscribían como Iñaki Aranzazu o María Aranzazu) y otro sustituyendo ese «Aranzazu» por el de la familia adoptante. Así que,  atención, al niño se le cambiaba dos veces el apellido pero su historial médico se quedaba como anexo al de su madre biológica. Es por tanto el apellido de la madre biológica, el original,  el que resulta imprescindible para rastrear un informe médico sin dar palos de ciego. Esa forma de trabajar es, vista desde el 2012 y con un sistema informatizado,  una autentica chapuza que hace de la búsqueda una tarea de locos…pero es la que había porque… ese era precisamente  el objetivo.  Como graficamente dijo el doctor Valls habia que  conseguir la «mínima trazabilidad», es decir, que nadie supiese de quien era el niño. Y  como explicó el doctor González,  se hacia todo lo posible por evitar el contacto entre la madre que iba a dar al niño en adopción y la criatura hasta el punto de sedar a la madre tras el parto para que no oyese el llanto del bebe porque se consideraba que solo iba a servir para infringirle un mayor sufrimiento. Solo cuando los médicos detectaban claros sintomas de arrepentimiento en la decision inicial de la mujer de entregar al bebe,( ¡qué apreciación tan subjetiva,  qué responsabilidad tan tremenda!) relató el doctor González ,  eran proactivos a que  lo viese por si decidía dar marcha atrás y quedarse con él.  

«Ahí esta la trama» podrá decir alguien. No, señores, ahí esta el drama. Es solo una letra, pero lo cambia todo.

Acerca de JUAN CARLOS ETXEBERRIA

Periodista vasco. Trabajo actualmente en los servicios informativos de Euskal Telebista (ETB) como presentador del informativo Teleberri 2.
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6 respuestas a Hablan tres médicos

  1. BLANCA MADRID dijo:

    Todo son mentiras las que dicen estos médicos.
    Empezando porque los fetos o criaturas abortivas que vivían menos de 24 horas se tenían obligatoriamente que enterrar para lo que era obligatorio que el Registro Civil o Juzgados Municipales en la época emitiesen la correspondiente licencia de enterramiento. Pongo artículos del Reglamento del Registro Civil 1958que se ha aplicado prácticamente igual con alguna explicación que espero resulte comprensible.
    Terminando por utilizar en la mayor parte de casos un enterramiento de beneficencia para el que se requería legalmente en la época reunir unas circunstancias económicas escasísimas que la mayor partes de personas no cumplían. Sin embargo ellos lo usaban para evitar que los padres en caso de matrimonios o las madres solteras no pudieran hacer nada.
    Reglamento del Registro civil redacción 1958
    TITULO V. CAPITULO PRIMERO. De la Sección de Nacimientos y General

    Sección primera. De la inscripción de nacimientos

    Arto l66 La 1nacripción en virtud de declaración formulada antes de que el feto viviera veinticuatro enteramente desprendido del seno materno se convalidará acreditando, en expedite, la supervivencia a dicho plazo.

    Sección segunda de las declaraciones de abortos.

    Art. 171. Se entienden por criaturas abortivas las que no reúnen las circunstancias exigidas para que un feto se repute nacido, a los efectos civiles . (vivir 24 horas separado de la madre, legislación civil y art. 166 Regl. Registro Civil)
    Art. 172 . La competencia del Registro se determina, si la criatura nace muerta, como en los nacimientos y, en otro caso, como en las defunciones. (Esto quiere decir que si al nacer está muerto antes de salir del cuerpo de la madre se registraría en nacimientos y si fallece después de la separación de la madre se inscribe en la sección de defunciones)
    Arto 173. La declaración y parte expresarán el aborto o, en su caso, el alumbramiento y muerte: contendrán en cuanto sea posible, las circunstancias exigidas para la inscripción de nacimiento y defunción y, particularmente, el tiempo aproximado de vida fetal y si la muerte de la criatura se produjo antes, al tiempo o después del alumbramiento, indicando en este último caso, con toda exactitud las horas del alumbramiento y muerte. (si la muerte se produce después del nacimiento tiene que indicar con exactitud hora de nacimiento y hora de defunción).
    Art 174. El encargado, con los requisitos de inscripción pero en folio suelto, levantará acta de la declaración con referencia precisa al parte o a la información supletoria. Inmediatamente incorporará al legajo de abortos, con el acta, los documentos relativos al declarado, cuya entrada debe constar, con la propia declaración, en el Libro Diario. Hecha la incorporación, expedirá la licencia de sepultura. (la única diferencia respecto del párvulo o de un adulto es que la inscripción en el Registro Civil se practica en folio suelto en vez de en un tomo, por lo que los fetos tenían la obligación legal de inscribir en el Registro civil de esta manera para expedir la licencia de enterramiento o de sepultura)

    • Gracias por tu aportación, Blanca. Espero que algún médico o abogado nos pueda aportar algo más al hilo de esto que comentas. Sería bueno para profundizzr y entender todo esto.

      • BLANCA MADRID dijo:

        Me alegro que te interese, Juan Carlos.
        Hice el comentario anterior porque hay determinados médicos como Gurrea y los que han hablado en la comisión de investigación del Parlamento Vasco que pretenden justificar la ausencia de enterramiento de fetos en cementerios por vivir menos de 24 horas y eso es totalmente falso o las explicaciones de que el hospital se hacía cargo.
        Existen personas en Madrid que tienen certificados negativos del legajo de abortos y figura un registro en el Cementerio de la Almudena.
        Otras es el caso contrario existe legajo de aborto, autorización o licencia para enterramiento y no figuran enterrados.
        También existen licencias de enterramiento con la firma falsificada hasta con rúbrica del padre que no sabía leer ni escribir contrastado con DNI.
        A esta documentación he podido tener acceso y verla detenidamente.
        Además existen comunicaciones de defunciones al Juzgado Municipal (Registro Civil) enviadas varios días antes de la defunción del feto o párvulo.
        En todo esto que te estoy comentando no estamos hablando sólo de madres solteras, estamos hablando de casadas que acudían al hospital con su marido.
        La vinculación de hospitales es grande.
        Hay un médico Villa que firma certificados de defunción y que aparece en los libros registro de la Maternidad de O’Odonnel con causas de muerte rocambolescas. El mismo médico, posteriormente firma los expedientes de adopción de Santa Cristina.
        Además los medios de comunicación no explican lo suficiente que en Sta. Cristina existen muchos matrimonios con falsedad documental: firmas falsificadas de los padres para obtener licencia de enterramiento
        Además de lo que comenté del enterramiento de beneficencia.
        En derecho penal se juzgan los hechos con las leyes que existían en el momento de comisión del delito y, cualquier persona que reflexione esto, entendera lo SIGUIENTE:
        – Los delitos de falsedad documental, suposición de parto, sustracción de menores y detención ilegal están tipificados entonces y ahora. Por eso, personas que aparecen en medios con ETB2 y Antena 3 (Gurrea) afirmando que ha presenciado un parto en el que falsificaron la filiación (datos de identidad de los padres) en su momento era cómplice de falsedad documental, suposición de parto, sustracción de menores y, posiblemente, hasta de detención ilegal, por impedírsele a la madre biológica la posibilidad de recuperar su bebe (por una adopción legal la hubiera tenido).
        – Por otra parte estos hechos reconocidos por el propio Gurrea se han podido producir en muchos casos que cuentan y documentan madres solteras o casadas: cuando como decía antes se comunica la propia defunción días antes de que fallezca el bebé, o lo otro que he comentado respecto al enterramiento.
        Eso no hace pensar en una irregularidad, son hechos muy graves, son hechos tipificados como delitos que en el momento de producirse hubieran signaficado entrada en prisión de los presuntos culpables y que, lamentablemente, hoy no están siendo investigados con la diligencia oportuna lo que ralentiza todo y hace que los presuntos responsables sean cada vez mayores, puedan fallecer y librarse de una condena merecida por los hechos cometidos. Todo esto entendiendo que es más difícil investigar hechos producidos hace 30 ó 40 años que uno de hoy.
        Pero cuando ves que no se pide en Fiscalía la documentación que les ha negado el Cementerio de la Almudena con solicitudes formales a los afectados parece increíble y cuando sólo se imputa a una persona, entre otros motivos y documentación, por ir de la mano de su hija. TODO ESTO HACE PENSAR QUE EXISTE EL DERECHO, PERO NO LA JUSTICIA. Gracias

    • sebastian bravo dijo:

      Hola Blanca:
      Le agradecería nos pudiera ayudar a resolver las siguientes dudas que tenemos en relación al siguiente asunto:

      Mis padres tuvieron su primer hijo que nació vivo el 28 de febrero de 1967 y según les indicaron murió a las 5 horas del nacimiento. Al día siguiente a mi padre le entregaron una cajita con el bebé fallecido y le dijeron que cómo no estaba bautizado y para evitar gastos lo llevara al cementerio municipal y lo enterrara, cosa que hizo si más. Dos días más tarde dieron el alta a mi madre y ambos se marcharon del hospital, sin papeles de parte médico que valga, ni nada de nada.

      La cuestión es que ante muchas dudas que nos inunda toda esa confusa situación, nuestra familia decidió a principios de este año solicitar al registro civil correspondiente (Badajoz), el Legajo de abortos de mi madre para saber qué ocurrió, partes facultativos de los hechos acontecidos y demás datos registrados en esa fecha a nombre de mi madre.

      Después de más de 6 meses de espera para recibir dicha solicitud, hoy hemos recibido documento del registro y nos hemos quedado asombrados, sobre todo mi padre (cabeza de familia) pues en dicho documento se recoge que” el encargado y secretario de dicho registro de aquella época abrieron acta en la que mi padre con nombre y apellidos compareció al día siguiente, 1 de marzo de 1967 en el registro, cuyas circunstancias resultan en cuestionario que adjunta, justificada su identidad, declara alumbramiento de criatura abortiva ocurrido a mi madre (cita su nombre), en tiempo, lugar y demás extremos que resultan del parte facultativo unido. Dichos empleados del registro a tenor de dicha declaración efectuada y parte facultativo, expiden licencia de exhumación en el cementerio de Badajoz y archivan este acta”.

      Mi padre está en plenas facultades psíquicas y mentales y dice que jamás ha pisado el registro de Badajoz y que todos esos datos son falsos, ni compareció, ni entregó declaración alguna, ni adjunto parte facultativo de ninguna clase que el hospital entregó jamás, ni le dieron licencia de exhumación, nada de nada de lo que recoge ese acta de 1 de marzo de 1967.

      Por otro lado, junto con el documento que hemos recibido, no hemos recibido documento que acompañe a dicha acta, ni la declaración a la que hacen referencia que hizo en dicha comparecencia mi padre, ni el parte facultativo de nacimiento y defunción del hospital.

      ¿Cómo podríamos esclarecer todas estas dudas, errores, supuestas falsedades? ¿tenemos derecho a que nos remitan copia de dicha declaración de comparecencia con la firma correspondiente del compareciente así como copia del parte de nacimiento y defunción del Hospital?, ¿Cuáles son los pasos a seguir a continuación en pro de esclarecer todos estos asuntos?
      Le dejo mi e-mail por si desea utilizarlo en la respuesta: proyectointegral@proyectointegral.net

      Muchas gracias por su ayuda
      Sebastián Bravo

  2. Cristina dijo:

    A Blanca comentarte ya que veo que estas muy interesada en el tema , que la otitis no era una causa de muerte rocambolesca en aquellos años , incluso se hicieron estudios en revistas médicas sobres las causas más frecuentes de la mortalidad neonatal en la maternidad de Madrid , entre las cuales se haya la toxicosis y la otitis , entonces yo me pregunto ¿ para que publicar una causa de muerte tán extraña años antes del robo si la iban a utilizar como causa rocambolesca en el macabro robo ? además digo yo que con rellenar la documentación del fallecimiento con una causa más común como es la prematuriedad bastaba no ?
    Ahora claro esa causa de muerte se encuentra en los partes de incubadoras de Odonell , díficil es entonces que un historiador encuentre fallecimientos en Madrid con causa otitis ya que la causa principal es la que se deriba a estadísticas y al registro civil .

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