Permiso para aterrizar

La jornada de ayer nos ha dejado un descomunal titular que hoy pueden ustedes leer en toda la prensa vasca: Batasuna le pide a ETA que abandone la lucha armada. No le sugiere, no le invita, no le señala que dificulta el camino. No. Le pide que lo deje. Un notición, se mire por donde se mire, aunque mas de uno y de dos  parezcan no querer enterarse. Un notición de los que  merecen el calificativo de histórico  incluso  por delante de la Conferencia de Paz de anteayer. Y ya se que hay quien asegura que son dos caras de la misma farsa. Yo mismo  recuerdo la frustración que sentí cuando -después de meses confiando en los mensajes sobre la irreversibilidad del proceso de paz-  la T-4 voló por los aires y con ella la poca credibilidad que le quedaba a ETA como actor político. Pero, ahora, por más vueltas que le doy,  no consigo entender por qué van a comprometer su prestigio esa media docena de lideres políticos y diplomáticos internacionales si no es porque tienen garantías de éxito. Esa  gente , sus familias y las de todos sus colaboradores viven de eso, de su prestigio, así que la única explicación que encuentro a su aportación es su total certeza de que la apuesta de Batasuna es sincera e irreversible.

Y no, no creo que Batasuna tenga capacidad para decirle a Bertie Ahern o a Jonathan Powell  lo que tienen que escribir en un papel. Si así fuera, el gobierno español tendría que estar muy preocupado. La frase no es mía. La leí  el otro día en el editorial de Gara. Quien me  iba a decir que iba a tirar de editoriales de Gara para argumentar y quien le iba a decir al editorialista de  Gara que escribiría ciertas cosas. Seguramente ambas extrañezas forman parte del mismo camino.

Pero trato de profundizar en la noticia. Hace ahora un año, el 28 de octubre del 2010, Alfredo Perez Rubalcaba decia que Batasuna solo tenia dos opciones para estar en las instituciones: o dejar definitivamente a ETA o  convencerle  para que acabase.

El mensaje, directo, contundente, sintético, unido al soniquete «pero que nadie olvide que son los tribunales y no el Gobierno quien legaliza o ilegaliza partidos políticos» se convirtió en uno de los «mantras» del entonces vicepresidente y hoy candidato del PSOE a la vicepresidencia. Tampoco era exactamente una novedad. Rubalcaba había utilizado la fórmula mucho antes, allá por el 2009.

Cualquiera que haya leído los periódicos hoy sabrá que una de las condiciones ya se ha cumplido y la segunda parece a punto de cumplirse. A falta de una, dos. Por qué ha llegado la izquierda abertzale al punto que Rubalcaba ya le marcaba en 2009 es otra cuestión que merecería análisis propio, pero lo que resulta incuestionable es que -obligado por sus propias palabras- el  posicionamiento político  del PSOE respecto a la exclusión de esa parte de la sociedad de las instituciones va a tener que cambiar. A buen seguro que más de uno echará mano del segundo corolario, a saber, el de la independencia del poder judicial. Cada cual es libre de hacerse trampas al solitario pero incluso aunque se cumpliese ese supuesto, la actitud del PSOE no podría ser la misma. ¿O acaso no es lo que llevan tantos años pidiéndole a la Izquierda Abertzale? ¿No es el giro de tuerca hacia la paz que todos los vascos llevamos tantos años esperando? Es la defunción de ETA como agente político firmada por quienes siempre han dicho que ETA era un agente político. Como cantaba Silvio Rodriguez: » para qué más».

Y luego está el PP. Ayer su presidente visitaba Euskadi. Me tocó hacerle la obligada pregunta de qué le parecía la petición de la izquierda abertzale a ETA para que cese definitivamente su actividad. La respuesta: no voy a valorar esas cuestiones hasta que ETA anuncie -si es que anuncia- su final definitivo e incondicional. Vale. Lo hemos pillado. Hasta después del 20-N, nada. Es como en el chiste ( o vamos a Rolex o vamos a setas ). Y está claro que ahora vamos a Rolex.

Sin embargo existe una segunda cuestión de enorme calado que planea sobre los acontecimientos de estos días. Y en mi opinión no es una cuestión política sino moral o tal vez tangencialmente política pero fundamentalmente moral . Me refiero al debate sobre si  ETA se merece o no este final.

De entrada debo decir que me parece un debate necesario. A continuación no dejo de sorprenderme de los férreos principios éticos que parecen regir  la vida del personal opinante en prensa, radio. TV y redes sociales.  Me explico a través de algunas preguntas ¿con qué autoridad reclamamos  en este asunto una rectitud  que no exigimos en otras cuestiones? ¿es que acaso vivimos en una sociedad ejemplar construida sobre la inquebrantable fidelidad a los mas elevados valores?  Somos escasamente solidarios con los excluidos, dudosamente respetuosos con los mayores, rácanos con los pobres, recelosos de los diferentes, devotos del dinero y la fama. Y todos los días  nos movemos en esa realidad, a veces peleando por cambiarla, a veces tapándonos la nariz, y la mayoría de las ocasiones simplemente mirando para otro lado. Entonces,  ¿por qué nos ponemos a veces tan estupendos y se nos llena la boca de expresiones grandilocuentes sobre los inaceptables renuncias democráticas que parece que estamos a punto de cometer al aceptar la pista de aterrizaje que han buscado  ETA y su entorno? Sinceramente no veo la catástrofe moral por ningun lado o mejor dicho no la veo mayor que otras muchas catastrofes morales con las que convivimos. Insisto: cada día, basta con mirar a nuestro alrededor, no a Somalia, Palestina o Cuba, sino a Sestao, Amurrio o Donostia para ver como se incumplen los derechos fundamentales de muchas personas sin que ello merezca una cascada de artículos y análisis en los periódicos como los que leo estos días.

Capítulo aparte son las víctimas. Inmediatamente trato de ponerme en el lugar de aquellos a los que ETA ha arrebatado seres queridos, esperanzas e ilusiones y me doy cuenta de que deben estar asistiendo con los dientes apretados a los últimos acontecimientos. Y también trato de pensar en quienes han visto sus vidas condicionadas por un episodio de tortura o por los viajes de miles de kilómetros para ver a un familar.  También imagino que aprietan los dientes cuando se dan cuenta de que casi nadie va a considerarles victimas de nada. En ambos casos, ( y me gustaría evitar tentaciones de equidistancia porque evidentemente  la muerte no tiene remedio y otras cosas tal vez sí) la perspectiva de estas personas ante el debate moral no puede ser homologada con la del resto de la sociedad. Ellas están en otro nivel. Hay que escuchar y respetar esas vivencias. Esas personas,  mil, dos mil, tres mil, cuatro mil, cinco mil ( ojala fueran muchas menos) son las que, en todo caso,  tienen derecho a señalarnos al resto con el dedo. Pero solo ellas. porque  el dolor y el sufrimiento no se delegan, sino que se viven.  Y creo sinceramente que en la medida que  alejemos este tema del debate político -y qué decir del electoral- y lo incorporemos al debate moral sobre qué escala de valores rige nuestra sociedad, mas contribuiremos a contruir un futuro de convivencia en paz.  Volviendo por un instante al plano puramente politico ( que de ningun modo considero ajeno  a este tema porque hay pendiente un camino de reparacion y reconocimiento del dolor causado) ha sido la propia izquierda abertzale la que ha señalado que tienen gestos pendientes hacia las victimas del terrorismo. Espero acontecimientos.

Termino con dos consideraciones.  Primera: que quien se merece un final -este u otro-  no es ETA sino todos los hombres y mujeres que vivimos en este país. Nosotros y nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos. Segunda:  esto no es un hara-kiri moral. Es solo que somos humanos. Capaces de lo mejor y de lo peor. Tambien a mí me han dolido algunas palabras y muchos silencios  y los mios (silencios y palabras)  habrán casusado dolor a más de uno. Everybody hurts…sometimes. Hagamos esta vez lo mejor para todos y hagámoslo entre todos.

Fin de la homilía. 😉

Acerca de JUAN CARLOS ETXEBERRIA

Periodista vasco. Trabajo actualmente en los servicios informativos de Euskal Telebista (ETB) como presentador del informativo Teleberri 2.
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4 respuestas a Permiso para aterrizar

  1. El jukebox dijo:

    Gran post. Y muy completito.
    En mi opinión, más que si las IA ha convencido a gente de prestigio o no, el tema central es que la IA no quiere ya una ETA activa. No le conviene, le molesta, no la desea en ningún formato y eso es lo fundamental y en lo que baso mi fe en que esto no tiene vuelta atrás. Puede tener derivadas, pero vuelta atrás, no.
    Lo del debate moral y si merecen o no, pues es pertinente. Pero dada la historia de nuestro país o nuestro estado o lo que sea esto y con el precedente de lo que sucedido en el postfranquismo, yo relativizaría mucho los grandes principios y las nobles palabras.

    Saludos

  2. Xabi dijo:

    Gracias por este Post. La verdad es que es una gran noticia y me siento tan ilusionado, que me dan ganas de escribir por primera vez en tu blog 😉

    Hay muchos comportamientos de los políticos que me sorprenden estos días, pero hay uno que simplemente no entiendo: la poca capacidad de previsión y de liderazgo de algunos.

    Pocas veces podemos hablar de acontecimientos históricos, pero pienso que éste lo es, pero además, pocos acontecimiento históricos habrán estado tan claramente anunciados. ¿Y entonces, por qué muchos de ellos me están transmitiendo una sensación de improvisación, de que no tienen las ideas claras, de que no han pensado en un hoja de ruta convincente para el día después?

    Por poner un ejemplo concreto, alguien entiende que el lehendakari ante una cosa de tamaña magnitud (¿cuantas veces han visitado el País Vasco líderes internacionales de la talla de los que han venido estos días?) , organize un viaje va a EEUU, como si la cosa no fuera con él, es más, como si no quisiera que fuera con él. Para mí, da una imagen nefasta. No lo entiendo ni desde un punto de vista ético, ni de representación institucional y ni siquiera desde un punto de vista estratégico y menos de partido.

    Entiendo que sea difícil trazar una hoja de ruta clara para gestionar todo esto, hay muchas partes con diferentes tipos/dosis de sufrimiento, con análisis muy dispares y formas muy diferentes de plantear el problema. Pero no entiendo la falta de ilusión y de alegría, que me están transmitiendo muchos políticos ante el final del terrorismo. Se supone que ellos deberían liderar la sociedad en estos momentos, por el que se supone llevan años luchando.

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